TITANIC y el SOLAS 1914


Escribir sobre el Titanic es evocar la fatídica noche de aquel 14 de abril de 1912, en el que ocurrió el hundimiento del más grande buque que hasta la fecha se había construido.


Según la historia, contada por algunos sobrevivientes de la tragedia y personas que intervinieron en los hechos, ese día poco después de las 11 de la noche, el buque que ya había atravesado la mitad del Atlántico recibió la alerta que hacía el vapor, llamado California, en la que hacía referencia sobre la presencia de icebergs en el mar sobre la ruta del Atlántico Norte. Sin embargo, el Capitán del trasatlántico hizo caso omiso a la advertencia y no ordenó reducir la velocidad, a pesar que navegaban a una velocidad de 22 nudos aproximadamente, hasta que visualizaron el iceberg, a menos de 500 metros,  lo cual los llevó a realizar todas las maniobras posibles para evitar el abordaje sin que con ello pudieran evitar el desenlace final, la rotura del casco a nivel de la línea de flotación.

A partir de ese momento comenzó a inundarse el Titanic y transcurrida 2 horas con 40 minutos ya había naufragado, debido a que los cinco compartimientos estancos, no estaban totalmente cerrados o estancos sino abiertos por arriba, por lo que el agua pasó por encima de los mamparos a razón de 125 toneladas por minuto e hizo que la proa se hundiera cuatro metros, haciendo que, posteriormente, el casco del Titanic cediera, partiéndose en dos y minutos después, se hundiera por completo.


¿Por qué se hundió aquel buque conocido como “el indestructible”?  

En 1991, el investigador canadiense Steve Blasco, del Departamento de Recursos Naturales de Halifax, descendió con el sumergible ruso Mir hasta los restos del Titanic y recuperó un disco de 25 cms de diámetro. Esa muestra fue sometida a pruebas para medir la fragilidad del metal obteniendo como resultado, que las planchas que formaban el armazón del casco, estaban hechas de un acero muy frágil lo que indica, que si el acero utilizado en la construcción del buque hubiese sido de calidad y flexible, la chapa del Titanic se habría doblado e incluso se habría roto en algún lugar, pero el agua no habría irrumpido de la forma como ocurrió.

Sin embargo, otros expertos señalan, que a pesar de las condiciones de flotabilidad del buque, después de lo ocurrido estaba condenado a hundirse irremediablemente, ya que estaba diseñado para mantenerse a flote con los tres primeros compartimientos anegados, tal vez con cuatro; pero nunca, si se inundaban los cinco primeros, hecho que ocurrió y  que trajo como consecuencia que grandes volúmenes de agua entraran en los compartimentos de proa, haciendo que se hundiera por la proa, y la popa al no estar inundada, se mantuviera a flote. De esta manera, con la proa sumergida, el buque tomó una inclinación de 45º, la popa, se elevó consiguiendo una altura de 22 pisos y alcanzó su mayor grado de verticalidad, lo que trajo como consecuencia, que la estructura cediera entre la última y la penúltima chimenea ya que en esa zona se alojaban los motores del trasatlántico y había un gran hueco de ventilación y luz, siendo el lugar donde había menos refuerzo y estructura metálica, es decir, la zona más débil del buque.

Así es,  que al romperse la estructura y la popa quedara libre de la proa, cayó súbitamente de la posición vertical a la horizontal, lo que hizo que entrara agua por primera vez en la popa y a los pocos minutos, tomara posición vertical y se hundiera.

Por otro lado, están los expertos que refuerzan la tesis que indica que si el diseño del buque hubiese contemplado el cierre de los mamparos estancos, el buque no se hubiera inclinado tanto sino que su hundimiento se hubiera producido en posición horizontal y hubiese dado tiempo a la embarcación California, efectuar las labores de rescate.

Sin embargo, aunado al problema del diseño estructural del buque, existió otro relacionado con  la cantidad de dispositivos y medios de salvamentos que se encontraban en él. 

La legislación vigente para el momento del accidente, conocida como Board of Trade, obligaba a los buques de más de 10.000 toneladas a llevar 16 botes de salvamento, ya que el cálculo se basaba en el arqueo de buques en lugar del número de pasajeros que transportaba. Si se toma en consideración que el trasatlántico desplazaba 46.329 toneladas, la cantidad de botes salvavidas requeridos hubiera sido de 74, lo que indica que la capacidad total de rescatados hubiese sido de 4.810 personas, es decir casi el doble de lo que el buque trasladaba al momento del accidente. No obstante, el Titanic llevaba consigo 16 botes salvavidas y tres lanchas plegables, tal vez, porque 74 botes salvavidas hubiera arruinado la estética de la cubierta de paseo de los pasajeros de 1ª clase.

Por otra parte, en cuanto a dispositivos de salvamento, el Titanic cumplió con las normas vigentes para la fecha, aunque los chalecos y aros salvavidas no pudieran ser utilizados como medio de flotación por las bajas temperaturas presentes en el mar, por lo cual, en lugar de ahogarse, hubiesen sufrido hipotermia.

Este accidente marítimo generó la necesidad de diseñar normas de seguridad marítima, que contemplara seguridad de la navegación, construcción, radiotelegrafía, dispositivos de salvamento y prevención de incendios, así como el servicio de vigilancia de hielos en el Atlántico Norte y es el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar o SOLAS (acrónimo de la denominación inglesa del convenio: "Safety of Life at Sea") el que abarca todas las modificaciones que entraron en vigor en 1933, incluyendo el Reglamento para prevenir Abordajes.

¿Qué contempla el Capítulo VI  del  SOLAS 1914?

  1. El problema del número insuficiente de botes salvavidas a bordo del Titanic declarando como principio fundamental, que bajo ningún concepto puede ir abordo de un buque un número total de personas mayor al que permite llevar los botes salvavidas.
  2. Exigir que se llevara abordo un chaleco y un aro salvavidas por cada tripulante, incluyendo un número suficiente de chalecos salvavidas para niños.
  3. Disponer de trajes de inmersión que permitan aislar el cuerpo humano de agua y evitar la hipotermia, y ayudas térmicas que permitan evitar pérdidas de calor humano, para todo buque que cruce el Atlántico Norte.
  4. Incluir  las prescripciones relativas al embarco y a la estiba de botes y balsas salvavidas.
  5. Exigir que los buques lleven luces de emergencia y establecer las reglas para la dotación de los botes salvavidas con personal cualificado estableciendo, en caso de emergencia, las tareas que debe cumplir cada miembro de la tripulación.
  6. Incluir las especificaciones técnicas de los botes salvavidas, pescantes, chalecos y boyas salvavidas.
  7. Exigir un cuadro de obligaciones para los tripulantes en los puestos de abandono del buque y de lucha contra incendios, así como la realización de ejercicios de abandono del buque y de lucha contra incendios una vez cada 14 días
  8. Detallar las características técnicas de los equipos de las estaciones de buque y cual tiene la obligación de llevarlas.
  9. Reglamentar las comunicaciones radiomarítimas y la homologación de los equipos de a bordo, condición sin la cual, estos equipos no pueden ser instalados ni utilizados y el buque no puede hacerse a la mar.
  10. Obligar a los buques que reciban una llamada de socorro, a prestar asistencia a la embarcación en peligro, y al Capitán de éste, admitir la ayuda del buque que conteste a su llamada.

 El desastre marítimo del trasatlántico ocurrido en 1912 y lo establecido en el Convenio SOLAS, adoptado el 20 de enero de 1914 sentó las bases de la seguridad marítima de nuestros días.




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